Aborto, Obispos y Cárcel.
El día 9 de mayo de 2023 el Pleno del Tribunal Constitucional ha rechazado por mayoría el recurso de inconstitucionalidad que setenta y un diputados del Partido Popular presentaron frente a la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. La sentencia es una más entre la larga lista de sentencias en las que el Tribunal Constitucional se comporta como un vocero de su amo, a saber, el político. Desde la configuración de la Sala que ha resuelto, compuesta por Magistrados sospechosos de parcialidad, hasta la argumentación ideológica de la toda la sentencia, son una clara prueba de que en España los ciudadanos no podemos esperar que los Jueces vayan a defender nuestros derechos frente a las ocurrencias con las que los políticos experimentan con la sociedad.
Habrá tiempo para hablar y polemizar sobre una argumentación jurídica que se separa de la línea jurisprudencial que se sentó en 1985 (por cierto, también política y nefasta). Habrá tiempo para que, otra vez, podamos ver la falta de nivel jurídico y sentido del cargo que tienen unos Magistrados entregados a las ideas de los políticos. Hoy quisiera llamar la atención sobre la nota dominical que la Conferencia Episcopal ha emitido a propósito de esta sentencia y que he podido leer el día 14 de mayo. En ella se dicen tres cosas que me han dejado perplejo. La primera, se apoya la Conf. Episcopal en la falta de argumentos científicos para defender el derecho a la vida del nasciturus. Dos, anima a los profesionales de la medicina a ejercitar la objeción de conciencia. Y tres, insta a que los cristianos no demos por perdida esta batalla.
En cuanto a los argumentos basados en la ciencia hay que decir que, sencillamente, son los que menos nos importan a los Católicos. Recordamos a la Conferencia Episcopal Española: 1) que la vida no es algo que puedan definir los científicos positivos; 2) que la tradición es fuente de verdad para los cristianos y que, desde el s. I, en la Didaché (uno de los primeros textos cristianos y que se compila entre los de los Padres Apostólicos), los cristianos hemos estado siempre y por razones que tienen que ver con la existencia de Dios en contra del aborto. Esto es importante, porque no se puede criticar a los gobiernos por ideológicos y, a la vez, usar el aparato argumentativo que ellos usan. Dios existe y de Él nacen todas las razones fundamentales para el cristianismo.
En segundo lugar, llama poderosamente la atención que la Conferencia Episcopal anime al Pueblo de Dios a que “objete”. Naturalmente que sí. Pero, hay que recordar a los Obispos que el art. 172 quarter C.P (Ley 4/2022, de 12 de abril) castiga por coacciones manifestar una opinión en público contra el aborto enfrente de una clínica abortiva (“actos molestos”). También existe el delito contra la Hacienda Pública (art. 305 s.s C.P). Es decir, ¡claro que se puede hacer mucho y justamente a través del ejemplo de los Obispos! Esto es, ir a esas clínicas y manifestarse, donde nos encontrarán a muchos fieles. Otra idea, promover la desobediencia fiscal. Al fin y al cabo, como causa de la objeción de conciencia está el que ni un céntimo de euro del trabajo de los cristianos pueda ir a un Estado que alienta y financia la muerte del hombre en la primera fase de su vida. Lo que digo no quiere ser un reproche a nadie. Al contrario. Sencillamente hay que darse cuenta que hay sociedades donde los hombres justos y honrados han de estar en las cárceles. Los cristianos ya tenemos experiencia sobrada de ello. Otro Padre Apostólico, San Ignacio, Obispo de Antioquia, increpaba a sus hermanos cristianos por intentar evitar que fuese a morir a Roma. No tengamos miedo. ¿Vamos a temblar ante una cárcel cuando nuestros primeros hermanos no dudaron en entrar en el Circo de Roma por la Verdad? La Ley nos da el recurso para que los cristianos comencemos a ir allí donde debemos estar en una sociedad que fomenta la cultura de la muerte.
